EL POTAJE DE ESOPO 19
No recuerdo cómo ha llegado la novela Mil
soles espléndidos a mí. Creo que leí una breve reseña y, sin dudarlo, la busqué en mis “fuentes” de descarga gratuita de
ebooks y la encontré a la primera.
Me causó una gran conmoción la pasada retirada
de las fuerzas internacionales de Afganistán. Me sentí estafado por los medios
de comunicación. ¿De la noche a la mañana los talibanes conquistaron Kabul? Las
escenas de familias afganas huyendo de su propio país, luchando
desesperadamente por subir a un avión, me estremecen. Todos los afganos están padeciendo
un totalitarismo indecente con la llegada de los talibanes al poder, pero las
mujeres especialmente. No quiero decir que hayan pasado del blanco al negro,
porque el sufrimiento de los afganos es secular, pero las cosas de mal
pueden ir a peor, y están yendo a peor para ellos.
En ese momento, apareció para mí esta
maravillosa novela, de Khaled Hosseini. Desde la primera página, quedé
atrapado. Como cuando leía las comedias del Siglo de Oro ―Lope, Calderón,
Tirso, Rojas Zorrilla y otros―, que dejaba las introducciones para el final,
para que no interfirieran en mi imaginación y en la sorpresa de las tramas, con Mil
soles espléndidos no he buscado información del autor hasta que la he
terminado.
La novela se desarrolla en torno a la biografía de dos mujeres: Mariam y Laila. La acción sucede desde el final de la ocupación soviética hasta la intervención de Estados Unidos después del atentado de las Torres Gemelas, pasando por el periodo intermedio de dominio talibán. A día de hoy, los afganos han vuelto al dominio talibán.
No voy a destripar el argumento.
Vivamente recomiendo la lectura del libro y no se lo voy a “estropear” a ningún
futuro lector.
Jorge Semprún, en L’écriture ou la
vie (La escritura o la vida) y en algunas entrevistas, afirma que el
conocimiento y la memoria de las situaciones dramáticas del ser humano, como
fue su experiencia personal en el campo de exterminio nazi de Buchenvald,
tienen un soporte privilegiado en la novela. Gracias al texto narrativo, el
lector se introduce dentro de la situación de un modo vivo, comprende in
situ la experiencia extrema de otros seres humanos, algo que no son capaces
de conseguir los informes y las estadísticas. En mi opinión, la novela tiene esa
cualidad por encima del cine, pues en la novela el lector tiene una participación activa, con su imaginación recrea las situaciones, los pensamientos y los
sentimientos que le llegan a través del texto escrito. Hemos comprendido el
genocidio nazi mejor gracias a las novelas de Semprún que a los documentales y a
los ensayos históricos.
La novela de Khaled Hosseini nos lleva de
la mano al interior del feminicidio que han sufrido y sufren las mujeres
afganas, en los hogares y en la sociedad: a una mujer afgana que ves debajo de
un burka le pasa “esto”, lo vive “así”, "así" se destruye su cuerpo y su
personalidad. En tantísimos lugares del mundo, las mujeres están padeciendo por
el hecho se ser mujeres una tortura indescriptible desde que nacen: en su niñez, en su
adolescencia, en su juventud, en su madurez, en su vejez.
Hosseini nos muestra sin tapujos lo que son un matrimonio obligado de niñas, las primeras noches de sexo forzoso, y las siguientes, los embarazos no deseados en el matrimonio, las palizas en el hogar, el terror dentro y fuera de casa, el no hay salida ni huida posibles. ¿Qué supone que los talibanes prohíban ir a la escuela a las niñas, que ninguna mujer pueda salir sin un varón a la calle ni pueda trabajar fuera del hogar, que tenga que vestir a la fuerza un burka fuera de casa? ¿Qué sucede cuando hay un bombardeo? ¿Qué pasa con los niños y las niñas que se quedan huérfanos? ¿Cómo es la vida de los desplazados y de los campos de refugiados? La tragedia de Mariam y Laila sucede en un contexto, en una sociedad concreta, que queda perfectamente reflejada en la novela.
Por distancia temporal, el genocidio
nazi nos va quedando lejos, aunque, evidentemente, no se debe olvidar ni se puede
repetir. Pero el feminicidio que cuenta Hosseini le está sucediendo a miles de
mujeres en el momento de escribir este artículo. Y, sin volar a Kabul o al
centro de África, muy cerca de nuestros hogares, sucede algo similar en el
mundo despiadado de la prostitución. ¿Nos escandalizamos de los nazis, pero no
del feminicidio del siglo XXI?
La novela está bien construida, en una
estructura lineal y circular muy conseguida, con transiciones suaves e
imperceptibles. La escritura es directa, ágil y eficaz. Hay una sola voz
narrativa, aunque se oye en todo momento la voz alternante de las dos
protagonistas principales, que son mujeres excepcionales y con una humanidad
radiante. Los personajes, no sólo ellas, también están bien construidos y
mantienen la verosimilitud a lo largo de todo el relato.
He leído la novela traducida del inglés
al castellano, pero me ha parecido de una gran calidad literaria. Y ha sido tan
intensa para mí, me he implicado tanto en ella, que a partir la mitad he tenido
que leerla de día, porque de noche o antes de irme a dormir no tenía el ánimo
ni el valor suficientes para enfrentarme al texto.
Khaled Hosseini es un autor
estadounidense de origen afgano (Kabul, 1965), que conoce perfectamente la
realidad afgana y su historia. En la Wikipedia se pueden consultar más datos de
su biografía. Se hizo famoso con su primera novela, Cometas en el cielo
(2003); luego publicó Mil soles espléndidos (2007) y Y las montañas
hablaron (2013). Habrá que leer las otras dos.
Termino con una cita. Refiriéndose a
Yalil, el padre de Mariam, dice Hosseini: «Tal vez ese es el castigo reservado
a los duros de corazón: comprenderlo todo cuando ya nada se puede hacer». Me
aplico el cuento.
Carlos Cuadrado Gómez
31 de octubre de 2021