lunes, 27 de octubre de 2025

No me ha gustado ("El cautivo" de Amenábar)

 

NO ME HA GUSTADO
(El cautivo, de Amenábar)

El pasado 13 de septiembre de 2025 se estrenó la película El cautivo de Alejandro Amenábar. Ha tenido una extraordinaria promoción previa, incluso en los telediarios de la noche de TVE.

Miguel de Cervantes es el protagonista de la película, que se ubica y ambienta en los cinco años de cautiverio que pasó Cervantes en Argel, tras ser secuestrado el barco en que regresaba a España después de la batalla de Lepanto y otros conflictos bélicos en los que participó como soldado.

Cervantes, que no tuvo biógrafos como Lope de Vega y otros escritores de su época, dejó rastros indirectos de estos años terribles en algunas de sus obras: La novela del cautivo, inserta en los capítulos 39, 40 y 41 de la 1.ª parte del Quijote; Los baños de Argel y Los tratos de Argel, comedias. La gran sultana también es una comedia de cautivos, pero ambientada en Constantinopla.

La película de Amenábar pretende recrear ese episodio de la vida de Miguel de Cervantes, de cuya personalidad seguimos ignorando tanto, en una especie de película histórica ambientada en el Argel que desgraciadamente conoció Cervantes. Algo de histórico tiene la película, pero no la calificaría de histórica por la cantidad de licencias y guiños personales que se toma Amenábar y por la ausencia de hechos históricos significativos, como, por ejemplo, que el hermano menor de Cervantes, Rodrigo, también fue apresado por los piratas argelinos y que fue rescatado antes que él, previo pago de 300 escudos. La familia de los hermanos Cervantes se arruinó en España para reunir el dinero necesario de los rescates. Y Cervantes fue liberado posteriormente cuando se pagaron los 500 escudos que se pedían por él y no antes. No tengo noticias de que los frailes trinitarios hicieran una colecta en Argel para liberar al majete de Miguel.

Que sepamos, Cervantes intentó escapar cuatro veces. Siempre ha sido un interrogante cómo fue posible que no le cortaran algún miembro del cuerpo o incluso que no fuera ajusticiado. Una de las hipótesis es que mantuvo relaciones sexuales con el dueño de la prisión, pero esto no pasa de ser una hipótesis imaginativa, porque de cierto no sabemos nada. España era un pueblo en aquella época y todo se hubiera sabido. Si pasó, no se enteró nadie. Cervantes recibió muchos insultos de sus enemigos: manco, cocu, es decir, cornudo consentido, viejo, escritor de imbecilidades, etc. Pero jamás se le insultó por homosexual (pensemos que entonces la homosexualidad era un delito y se podían tener problemas con la Inquisición) o por cobarde. La palabra empleada en la época era puto. Sin embargo, Miguel sí dedicó este horroroso adjetivo a alguno de sus enemigos, entre otros a Jerónimo de Pasamonte, a quien conoció en sus años de soldado y uno de los nombres que se ha barajado como posible autor del Quijote de Avellaneda. Este sujeto quizás inspiró los personajes de Ginés de Pasamonte (galeote) y Maese Pedro (titiritero) del Quijote verdadero. 

Me parece que Amenábar se explaya en sus fantasías eróticas, cosa que me parece muy bien, pero quiere dar visos de historicidad irrefutable a una faceta de Cervantes sin sustento documental. Partiendo de la hipótesis de la homosexualidad de Cervantes, ¿por qué no?, podría haber hecho una especie de Shakespeare in love, película de 1998 con siete Óscars, y hubiera quedado muy bien. Pero el talento en esta ocasión lo ha dejado aparcado Amenábar. También podría haber hecho alguna genialidad del tipo Brockeback Mountain, película de 2005 que me parece maravillosa. Pero tampoco. En fin, ya con la película de Ágora, de 2009, dedicada a Hipatia de Alejandría, patinó en ciertos detalles que pedían más rigor histórico. ¡Qué le vamos a hacer!

Ya digo en el titular: "No me ha gustado". Y es que no me ha gustado. No me gusta cómo Amenábar trabaja la ambientación, los decorados interiores no sé que fundamento histórico tienen, esa parodia de los trinitarios con don Quijote y Sancho me parece pueril o ese cura que tiene una biblioteca universitaria en la cárcel es totalmente inverosímil. La interpretación del personaje de Cervantes me parece mala, el actor deja mucho que desear. Nuestros actores masculinos tienen que aprender a hablar sin esos suspiros y respiraciones fuertes con que entreveran sus discursos y diálogos. Los carceleros parecen macarras de los ochenta. Yo qué sé. Que no me ha gustado.

No obstante, nada hay tan bueno ni tan malo bajo la capa del cielo. Confieso que me ha gustado cómo se nos muestra la manquera de Cervantes. Recibió un tiro en plena batalla de Lepanto y la mano izquierda le quedó inútil para siempre. No la perdió, tenía mano, pero inservible, tanto como para ser llamado el manco de Lepanto. Creo que Amenábar atina en su representación de la manquera de Cervantes: debió de ser algo así. Que nuestro cineasta se apunte ese tanto.

De rebote, he de agradecer a Alejandro el que me haya estimulado a releer los capítulos 39, 40 y 41 de la primera parte del Quijote y las tres comedias mencionadas. ¡Y es que Miguel escribe tan bien! ¡Cuenta tan bien las cosas! Aunque fue un autor teatral con cierto renombre en la época, hay que admitir que fue eclipsado, y no sólo él, por Lope de Vega. El mismo Cervantes lo reconocía. Pero la prosa de Cervantes es inigualable (el mismo Lope también lo reconocía, aunque fuera a regañadientes), es maravillosa, única. Su genialidad literaria es la que nos empuja a saber cosas de él, aunque sobre su vida y su forma de ser todavía sabemos poco (querríamos saber más) y tenemos muchas lagunas, que tal vez se vayan rellenando con el paso de los años y de las investigaciones.

A Amenábar le daremos el mérito de poner todo su esfuerzo en acercarnos la figura de Cervantes (en España nuestros genios suelen estar más bien olvidados) y de que por unos días la gente hable y especule sobre el autor del Quijote. Ahora bien, no siempre salen bien las cosas, y no por eso despreciamos a los buenos artistas. Incluso podemos decir esto del propio Cervantes: su obra es toda superior, pero el Quijote es excepcional y sus otros libros no alcanzan ese nivel de genialidad.

No han pasado ni siquiera dos meses del estreno del Cautivo y nadie habla ya de la película. Sin embargo, de Cervantes se habla todos los días en algún lugar del mundo. Volveremos a comentarla cuando TVE la emita dentro de un año o dos, pero con menos pasión de lo que lo hacemos ahora.

Que Cervantes cierre esta entrada en el blog. Dice el cautivo en el capítulo 41:

Pero lo que a mí más me fatigaba era el ver a pie a Zoraida por aquellas asperezas, que, puesto que alguna vez la puse sobre mis hombros, más le cansaba a ella mi cansancio que la reposaba su reposo; y así, nunca más quiso que yo aquel trabajo tomase.

¡Precioso! ¿No? Hasta otra. O "vale", o sea, adiós.

Carlos Cuadrado Gómez

lunes, 14 de abril de 2025

Mario Vargas Llosa. Nota funeraria


Mario Vargas Llosa
NOTA FUNERARIA

Algunos amigos me han comunicado la muerte de don Mario Vargas Llosa: ayer, domingo 13 de abril, a los 89 años. Hoy ha llegado la noticia a los periódicos nacionales. En los telediarios será una noticia destacada y todos darán informaciones de su vida literaria y de su vida personal. Estos amigos me han dicho: "Cuenta algo tú de tu puño y letra". Aparco durante un rato la redacción de Ocho días en Marruecos y me pongo con ello.

De Vargas Llosa he leído toda su obra literaria: novelas, ensayos y teatro. Es un merecido premio Nobel y premio Cervantes, no me cabe duda. En persona le he visto en varias ocasiones. En una Feria del Libro de Madrid tuvimos la suerte de que firmara en la caseta de Punto y Coma, una de las librerías de Leganés. Fernando, el librero, consiguió que don Mario estuviese en ese espacio-embajada cultural de nuestro pueblo, lo cual hay que reconocérselo como un gran logro. Me firmó mi ejemplar de Conversación en la Catedral. En el salón de actos de la RAE estuve en la sesión de ingreso de Félix de Azúa: don Mario llegó acompañado de Isabel Preisler y leyó la contestación al discurso del nuevo académico.

No olvido la anécdota que me contó mi amigo Andrés, hijo de mi amigo Vidal (el padre me la ha contado más veces que el hijo), cuando en esa feria del libro, o en otra, se acercó a que don Mario le firmara un libro, no sé cuál. Andrés era un niño y don Mario le  preguntó:

-¿Lees mucho?

-Sí, leo mucho -respondió Andrés.

-Yo de niño era un lector voraz -le dijo don Mario-. Nunca pierdas esa afición.

Don Mario ha sido un lector voraz ("vorás" en su elegante pronunciación peruana) de niño y hasta el momento de morirse. Aparte de su calidad literaria, reconozco su amor incondicional a la literatura y una capacidad de trabajo titánica.

No me interesa la vida privada de los escritores. Admito que Vargas Llosa ha pasado por el mundo "con pena y con gloria", su existencia no ha sido anodina. Pero me es igual que se casara con su tía Julia, luego con Patricia (su prima hermana), luego se enrollara con Isabel Presiler, luego volviera con la prima Patricia. También me son indiferentes sus peleas con García Márquez, sus aventuras en la política peruana, cuando fue candidato a la presidencia el año que ganó Alberto Fujimori, o sus opiniones neoliberales de última hora. Si don Mario pasa a la historia y ahora estoy hablando de él, no es por ese cachondeo biográfico, sino por sus libros.

Toda la producción de Vargas Llosa, desde Los jefes a Le dedico mi silencio, tiene un nivel profesional y una calidad innegables. Bien es cierto que en Le dedico mi silencio don Mario está flojo y abusa de trucos y triquiñuelas de escritores cansados, pero es tan bueno lo anterior que se lo perdonamos.

En mi opinión su mejor novela es Conversación en la catedral. Es una novela de dictadura, no es una novela de dictador (ese género lo cultiva en La fiesta del chivo): Vargas Llosa bucea en los entresijos del funcionamiento de una dictadura y los saca a la luz con una maestría literaria indiscutible. Él siempre ha reconocido que es su mejor libro y el que más le costó escribir. En esta novela están muy presentes la técnica de William Faulkner y, por supuesto, la de Las olas de Virginia Woolf, que es uno los principales referentes de los escritores del Boom latinoamericano.

Después estaría para mí La guerra del fin del mundo, una especie de novela histórica de la guerra de Canudos, sucedida al norte de Brasil a finales del siglo XIX. Es una epopeya que recrea el proceso de mitificación de líderes religiosos en un mundo de miseria, los intereses y los métodos de los poderosos y la violencia de la guerra. Es llamativo el empleo de las técnicas cinematográficas para narrar desde distintas perspectivas algunas batallas que suceden en el libro.

Me divertí mucho con la novela policíaca Lituma en los Andes. En lo más perdido de los Andes, en una zona minera, el cabo Lituma investiga tres crímenes terribles, con poca o nula ayuda del estamento superior. Para mí tiene un valor sentimental esta novela porque se la regalé a mi madre cuando cumplió 60 años, y no quiso leerla antes que yo: "Léela tú primero, hijo". Ya habíamos compartido la lectura de ¿Quién mató a Palomino Molero? Disfrutamos mucho comentando los detalles. Esa época también leímos juntos Mazurca para dos muertos de Camilo José Cela. Ignoro si la relación de ambos escritores se limitó a compartir algunos actos académicos o fue más allá.

Fonchito y la luna es un libro para niños precioso. Cuando se publicó, lo llevé a mi colegio y lo he leído con mis alumnos muchas veces. Pienso que el personaje del niño Fonchito lo saca don Mario de su novela Elogio de la madrastra y de Los cuadernos de don Rigoberto, dos novelas eróticas en las que Fonchito está en las antípodas de la inocencia infantil. ¡Que no se nos cruce un Fonchito de esos en el camino! Pero, tranquilos, quien lea Fonchito y la luna comprobará que es un libro apto para todos los públicos.

Siempre he aconsejado la lectura de la obra de Mario Vargas Llosa. Quien se acerque por primera vez a él que no empiece por Conversación en la Catedral, es un libro que exige mucho al lector. Tal vez debería comenzar por La tía Julia y el escribidor o Pantaleón y las visitadoras. Ahora bien, cualquier comienzo es bueno, y un lector valiente puede con todo.

¿Se leerá a Mario Vargas Llosa dentro de cien años fuera de los círculos académicos? Es imposible hacer un vaticinio semejante. ¿Acaso los contemporáneos de Virginia Woolf pensaban que su obra tendría una trascendencia fundamental en la historia de la literatura o que la mencionaríamos en esta nota funeraria? Pues no. Ahora es el momento de leer a don Mario, dentro de cien años el autor de esta nota y sus lectores seremos polvo de huesos o cenizas envasadas, y todo nos dará igual. Oye, ¡y no pasa nada!

Carlos Cuadrado Gómez

viernes, 14 de marzo de 2025

La escuela despistada - Presentación

 



PRESENTACIÓN EN LA BIBLIOTECA CENTRAL

Parece que las presentaciones de este autor en la Biblioteca Central de Leganés siempre están pasadas por agua. Este jueves, 13 de marzo de 2025, los cielos estuvieron tranquilos hasta media hora antes de la presentación: en ese momento se abrieron y dejaron caer agua sin tino. No importaba, dentro de la biblioteca, que es un edificio precioso, en su salón de actos, estuvimos al resguardo y hablando de educación tan a gusto.

Mil gracias, y más si pudiera, a Luz Mari Blanco Manzanas, que presentó el libro conmigo (hace diez años también presentamos juntos La escuela del entretenimiento), y a Ana Isabel Narro, bibliotecaria principal de esta biblioteca, que nos recibió, nos acogió e hizo que nos sintiéramos como en casa. También doy las gracias a todos los que compartisteis conmigo esta tarde, participando activamente y consiguiendo que La escuela despistada tuviera una salida al mundo digna y amable: ahora que ella corra sola, que ya le hemos dado un buen impulso entre todos.

Comentamos las dos partes del libro: en la primera se analiza el mundo en que vivimos, incidiendo en los aspectos que afectan directamente a la escuela del siglo XXI; y en la segunda se reflexiona sobre cómo influyen esos elementos culturales en la propia escuela y cuáles son las causas del despiste o desorientación en pilares tan fundamentales como qué enseñar (currículo) y cómo enseñar (didáctica). Lo más interesante, sin duda, fue el debate posterior a las exposiciones de la presentadora y el autor.

La hora se nos echaba encima, pero nadie tenía ganas de levantarse, la sesión estaba muy animada. Por fin, nos dijeron: Por favor, es que ya vamos a cerrar. Entendimos, evidentemente, que debíamos abandonar el lugar. Cuando salimos a la calle, seguía lloviendo.

Concluyo con un fragmento del libro que leyó Ana Isabel: 
 
Asociado al qué enseñar está el cómo enseñar. 
El cómo enseñar, que llamaremos genéricamente didáctica, está intrínsecamente unido al cómo se aprende. Cómo enseñar es la segunda pata del binomio enseñanza/aprendizaje, que es un proceso que se realiza en la interacción directa entre maestro y alumno (acto didáctico).
La didáctica consiste en crear las mejores condiciones ambientales para que el alumno construya su propio aprendizaje. Aprende el alumno, nadie puede aprender en su lugar. El profesor es un mediador entre los contenidos del currículo (cognitivos, procedimentales, actitudinales) y el proceso de aprendizaje del alumno. En esa mediación está la esencia de ser maestro.
La didáctica es una disciplina pedagógica aplicada, cuya meta es solucionar los problemas prácticos que conciernen al proceso de enseñanza-aprendizaje. Requiere reflexión, planificación y análisis por parte del docente (Medina y Salvador: 2003, 14s).
El DLE define la didáctica, en su acepción cuarta, como «el arte de enseñar». Comparto esta definición, pues enseñar, en cuanto arte —no dudo de que lo es—, requiere a partes iguales técnica (ciencia) e intuición o duende (creatividad). Para María Montessori la enseñanza es un arte que «consiste en saber medir el grado de ayuda que se debe prestar al niño» (Montessori: 2009, 267). Una tarea que es muy delicada y difícil, porque «toda ayuda inútil es un obstáculo al desarrollo de las fuerzas naturales del niño» (Montessori: 2009, 155). Encontrar el punto o la medida exacta de esa ayuda es un arte.
Los niños sin ayuda aprenden y dejan de aprender muchas cosas dentro y fuera de la escuela, pero los contenidos del currículo escolar les han de llegar a través de la mediación de los profesores (Escaño y Gil: 1994, 67). Esta es una de las funciones esenciales de la escuela.

Gracias de nuevo. Hasta la próxima.

Carlos Cuadrado Gómez

GALERÍA DE FOTOS