¿ES QUE NO SE
PUEDE ELEGIR AL DIRECTOR?
He seguido por la prensa los
conflictos que a causa de la selección de directores ha habido en los
últimos meses en la Comunidad de Madrid. En un pleno de julio de la Asamblea de
Madrid, en la sesión de control al gobierno de la Comunidad, el consejero de
Educación y la propia Presidenta han tenido que responder a preguntas de la
oposición sobre la cuestión. Cristina Cifuentes, tirando de estadística, ha
dicho que sólo el 3% de los 166 nombramientos de directores que se han hecho a
final de curso se han cuestionado (5 casos). Revolotea la sospecha de que los
directores se nombren a dedo y de que cuestiones de afinidad política estén
influyendo en la selección de dichos cargos.
Tal vez el caso más llamativo ha
sido el de Bustarviejo. Leo en una noticia de EL PAÍS (21 de julio de 2016) que
«la Comunidad da marcha atrás en su decisión de cambiar al director del colegio
de Bustarviejo». Me ha impresionado el vídeo en el que la Guardia Civil y la
Policía Nacional tienen que escoltar al nuevo director y a la inspectora de
Educación para entrar al colegio. Las protestas sobre nombramientos “oscuros”,
en las que se insinúa que ha habido tongo en el proceso de selección,
se han producido en más municipios: Getafe, Alcorcón, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes,
Colmenar, Parla, Puente de Vallecas, etc.
Podemos imaginar el clima de la
comunidad escolar de esos centros cuando comience el curso, se asignen tutorías
a los profesores del Claustro, se confeccionen los horarios, se elabore la
Programación General Anual o se programen las actividades extraescolares. Un
clima de enfrentamiento no es el más adecuado para llevar a cabo la labor
educativa. Y siempre saldrán perjudicados los alumnos. Contemplo el panorama
con preocupación.
Pero me ha llamado poderosamente
la atención que en las reinvidicaciones de los colectivos de padres y de
profesores no se exija una vuelta a las leyes en las que el Consejo Escolar
elegía al director del centro educativo —LODE (1985) y LOPEGCE (1995)—. Estos
colectivos piden que se garantice la representatividad de los miembros del
centro educativo en las comisiones de selección y que se tomen medidas
correctoras para evitar el nombramiento arbitrario de directores, pero no
cuestionan el procedimiento en sí.
Un análisis de las leyes de
educación en las que se cambia el sistema de elección de la LODE y la LOPEGCE por
el sistema de selección —LOCE (2002), LOE (2006), LOMCE (20013)— nos lleva a la
conclusión de que la LOMCE no empeora sustancialmente las leyes precedentes en
este aspecto. Da más porcentaje a la Administración, pero el problema es que el
sistema está viciado de partida y se presta a cualquier desaguisado de los que
están saltando a los medios de comunicación. Lo que está sucediendo ya se veía
venir cuando se aprobó la LOCE en 2002. Ha tardado en saltar la chispa, pero,
si la Administración no actúa con tiento y sentido común democrático, la chispa
puede convertirse en un incendio de difícil extinción. Y una vez más estaremos
sometiendo a la escuela pública a un permanente revisionismo y a un estado de
inestabilidad institucional.
En mi anterior entrada al blog (Por
qué es mejor la elección democrática de director, 24 de marzo de 2016),
explicaba por qué es mejor la elección que la selección de director. No voy a
repetir los argumentos. En otra entrada, la del 11 de marzo de 2015 (El
gobierno de los centros. La función directiva -1-), divido las leyes de
Educación en relación con el sistema para acceder a la función directiva en dos
grupos: las leyes de elección y las leyes de selección, y explico los
procedimientos. Recomiendo la lectura de ambas entradas.
Me pregunto: ¿Es que no podemos
volver al sistema de elección de director? Recuerdo que tanto en la LODE como
en la LOPEGCE era competencia del Consejo Escolar la elección del director del
centro educativo. Los candidatos debían cumplir una serie de requisitos para poder presentarse al cargo. Pero el Consejo Escolar, siempre que la votación fuera
por mayoría absoluta, decidía quién desempeñaba las labores directivas,
controlaba el cumplimiento de los proyectos de dirección y era parte implicada
directamente en desarrollo de la vida escolar. La filosofía de las nuevas
leyes, que se han decantado por la selección, no ha contribuido a mejorar el clima
de convivencia de los centros educativos ni el nivel de nuestros alumnos, al
menos en lo que a mí alcanza.
Reivindiquemos un cambio
legislativo en este sentido. No entiendo que no se levanten voces públicas (partidos
políticos, sindicatos, asociaciones de familias, asociaciones de estudiantes,
etc.) en contra de un sistema de selección que favorece el nombramiento a dedo
de los directores y su mantenimiento en los cargos con independencia de la calidad
de su labor directiva. Aquí, en nuestra joven democracia, se han hecho las cosas de otra manera durante
bastantes años. No lo olvidemos.
Vaya desde este blog la
reivindicación de un sistema de elección democrático de los equipos
directivos, porque difícilmente se educa en valores democráticos si nuestras
estructuras organizativas no lo son.
Carlos
Cuadrado Gómez
No puedo estar más de acuerdo contigo "Reivindiquemos un sistema de elección democrático de los equipos Directivos"...
ResponderEliminarNo voy a repetir aquí mis dudas sobre el procedimiento democrático de elección de directores en los centros educativos. El director es una pieza más, aunque importante, de toda la maquinaria que supone un centro público. Esta pieza debe estar bien engrasada, por lo cual siempre me he decantado por directores con un alto grado de profesionalidad, competencia y dedicación, lo cual no está garantizado por ningún sistema electivo. Tal vez tampoco por uno de selección, pero si admitimos un cierto grado de imparcialidad en la Administración educativa (que yo creo que existe en la mayoría del territorio español) y unos serios controles internos y externos sobre la gestión del director, unido a una preparación específica de los propios candidatos, posiblemente lograremos una mayor eficacia y resultados más esperanzadores que los que se están dando desde hace bastantes años, independientemente de quién gobierne.
ResponderEliminarEn mi opinión, España necesita un gran pacto educativo que garantice la estabilidad de nuestro sistema y no le someta cada pocos años a revisiones "ideológicas" que dependan del color político de los gobernantes. Dudo que en la mayoría de Comunidades autónomas se tema a la democracia interna y se pretenda el control educativo mediante directores "ad hoc", entre otras cosas porque su poder es muy relativo. Y si es así y se tienen pruebas, que se denuncie. Supongo que ya lo estarán haciendo los ciudadanos de los pueblos de la Comunidad de Madrid que señala Carlos en su artículo; cuentan con todo mi apoyo. Pero la sospecha no es suficiente en un Estado de derecho, aunque parece que con aquella ya nos vale hace mucho tiempo. La intervención ideológica y partidista, además de distorsionadora de la historia, es propia de alguna otra Comunidad que, por cierto, recibe pocas críticas al respecto.
Para terminar, y por favor, no extendamos la especie de que una democracia consolidada como la nuestra necesita de la elección democrática de los directores de centros públicos de enseñanza para consolidarse como tal. Seguramente nada hay más lejos de la mente de nuestros alumnos que esta cuestión. Arbitremos un procedimiento de selección consensuado que tenga presente las características profesionales de los candidatos e implique la opinión y participación de los distintos sectores de la comunidad educativa. La Administración no puede ser ajena, en mi opinión, a este proceso, pues estamos hablando de funcionarios públicos con un alto grado de responsabilidad: la formación de ciudadanos que respeten nuestro sistema constitucional, que sean capaces de cambiarlo si es menester y que aprendan a valerse en todos los sentidos durante su vida.
Un abrazo.
P.D. En la cabeza no, que estoy escribiendo sobre cosas muy complejas.
Para empezar, quiero agradecer a Ramón sus comentarios en el blog. Sin duda, lo enriquece con sus opiniones y su estilo respetuoso. Es importante que se conozcan y contrasten puntos de vista distintos sobre la cuestión que aquí se trata. Los lectores así pueden cotejar argumentos a favor y en contra de los procesos de elección o selección del director de un centro educativo público, y mejorar sus opiniones y juicios a respecto.
ResponderEliminarQuiero comentar brevemente varias cuestiones. Respondo de una atacada a dos comentarios: el de esta entrada y el de la anterior. Conviene leerlos previamente.
En primer lugar, lo "democrático" no es un "todo o nada", sino que admite grados. No pongo en duda que las leyes de nuestro corpus legislativo son democráticas (las aprueba el parlamento), pero a mi ideal de “lo democrático” se acerca más el proceso electivo que selectivo.
En segundo lugar, la institución escolar tiene sus propias características y dinámicas, que la hacen diferente de la dirección de una empresa o de un negociado de la administración local (ayuntamientos). La elección del director se adapta mejor, en mi opinión, a esa idiosincrasia, como explico en mi anterior entrada.
En tercer lugar, todo educa al alumno, con independencia del grado de consciencia que tenga, dada su edad, de lo que sucede a su alrededor. Por eso es importante el procedimiento para acceder a la función directiva, no es un asunto de segundo orden.
Termino agradeciendo de nuevo los comentarios e invitando a los lectores a desechar cualquier tipo de desaliento en los momentos complicados que vivimos, y a compartir sus opiniones con los demás.