domingo, 7 de enero de 2024

Cartas a Ramón: El estribo y el pie (7 de enero de 2024)

  CARTAS A RAMÓN

 Dibujo de Cartas y sobre pintado por en Dibujos.net el día 13-05-15 a las  16:15:35. Imprime, pinta o colorea tus propios dibujos!
Decimotercera carta
7 de enero de 2024
El estribo y el pie
Querido Ramón:
     A punto de poner un pie en la escuela, mañana a las nueve subimos la fila, hoy sí que te digo, tomándole prestado a Cervantes, "con un pie en el estribo". Cervantes añade: "con las ansias de la muerte, gran señor, esta te escribo". Es la dedicatoria de su Persiles a don Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos. Evidentemente, gracias sean dadas a quien corresponda, yo no me estoy muriendo, ni tengo prisa, pero sí estoy en mi último trimestre como profesional pagado de este bello arte que es la educación. Yo tampoco me lo creo, digo, dando por hecho que tú has pensado: ¡Parece mentira! Es fácil que me equivoque, pero me haría ilusión que tuvieras esa reacción mental frente mi noticia, que, como bien sabemos tú y yo y tantos otros, va siendo de dominio público.
     Pero, en tanto llega la hora, el presente se impone y me da igual lo que me quede, daremos la batalla día a día a brazo partido, que es como hay que tomarse esto. A finales del año pasado, me mandó mi amigo David Gallardo, que es joven, divertido y gallardo, tanto o más que su apellido, una frase del emperador Marco Aurelio: "A toda hora, preocúpate resueltamente de hacer lo que tienes entre manos con puntual y no fingida gravedad, con amor, libertad y justicia". Me gustó tanto que la imprimí y la tengo frente a mi escritorio y en una pared de mi clase. ¡Es insuperable! Esta siempre ha sido, Ramón, nuestra filosofía de vida, pero Marco Aurelio lo expresa "como un emperador", también de la palabra, y creo que tiene razón. 
     ¿Seguiré escribiendo en el blog? ¡Por supuesto! Mientras tenga un pie en el estribo, mejor dicho, los dos pies en los estribos, puedo reflexionar sobre educación. Más adelante, ya veremos, porque, como hemos dicho tantas veces, para hablar de educación hay que estar con las manos en la masa, subiendo filas y cuidando recreos. De lo contrario, uno opina sin conocimiento directo de causa, y estamos hartos de opinadores que no han pisado un aula en su vida, o la han pisado poco, o la pisaron y opinan a toro pasado, cuando el toro no les puede cornear; se vuelven muy listos cuando ellos no son los actores directos de eso que opinan. ¡Aj, vade retro! O sea: ¡Atrás!, como dijo Diego el Cigala blandiendo un pañuelo blanco.
     ¡Tantas cosas hay que decir de la educación! ¡Tantas preocupaciones sobre ella tenemos los de dentro y los de fuera! ¡Tantos retos asoman por el horizonte! Mi preocupación principal, como la todos los que trabajamos en colegios e institutos, es hacer lo mejor posible nuestro trabajo, que les sirva positivamente a nuestros alumnos, que les ayudemos a crecer en todos los sentidos, que disfruten aprendiendo, que sean personas autónomas y comprometidas con los demás. Esa es la principal aspiración de un maestro, desde el primero al último día que pisa un aula. Por eso, el ejercicio diario de nuestra profesión es un presente insoslayable e intenso, que se centra en el minuto, aunque también deba tener la vista puesta en el futuro.
     Tengo entre manos el ensayo La escuela despistada, que será la segunda parte o la continuación de La escuela del entretenimiento, que publiqué hace diez años, los años que tiene este blog. En tres meses no la terminaré. Me está dando más trabajo de lo que pensaba, de modo que tendrá que esperar un poco. No obstante, quiero que vea la luz antes de que acabe el año. Lo que sí haré será publicar en breve el prólogo, que ya lo tengo madurando en el cajón. Es la primera vez que escribo un prólogo antes de acabar el libro. Me saltaré esa particular norma mía y lo subiré al blog antes del Carnaval de este año.
     Y poco más, Ramón. 
     De libros y lecturas, hablaremos otro día, hoy no procede o no corresponde. Elige tú el sinónimo más apropiado.
Siempre tuyo:
Carlos Cuadrado Gómez

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